II edición del Encuentro Internacional de Economía Circular en Donostia.
-20 Ene, 2020
La bicicleta es una forma saludable, ecológica, económica y eficiente para moverse por la ciudad que está cobrando cada vez más protagonismo en las grandes urbes, ya que el pedaleo urbano trae consigo varios beneficios. Hoy hablaremos de algunos de ellos. Los podemos clasificar en cuatro grandes grupos:
Según Álex Vidal, profesor de los estudios de la salud de la UOC, “la bici es la mejor manera de luchar contra el sedentarismo”.
La Organización Mundial de la Salud asegura que un 90% de las personas respiramos un aire con efectos nocivos, el cual podemos considerar responsable de enfermedades cerebrovasculares, neumopatías crónicas y cánceres varios.
Circulando en bicicleta podemos contribuir a mejorar la calidad del aire que respiramos, además no es del todo cierto que al circular con la bicicleta junto a los coches respiremos “más porquería”, pues también la respiramos al caminar o correr por la ciudad.
Utilizar el carril bici permite al ciclista respirar un 30% menos de hollín en comparación a circular directamente en la vía compartida con los coches.
Por lo que, crear una infraestructura segura y utilizarla contribuye a la mejora de la calidad del aire de manera indirecta.
El 80% del espacio público en nuestras ciudades está destinado al vehículo privado a motor. Este reparto, contradice la jerarquía urbana en cuanto a prioridades, por lo que hace falta una reestructuración del mismo. Tenemos que replantearnos la manera abusiva en la que utilizamos el automóvil en la ciudad.
Según Daniel Cabezas, autor de la revolución silenciosa, “cada ciudadano que se mueve en bicicleta, a pie o en transporte público está favoreciendo su propia salud, la economía y el conjunto de la sociedad”.
La relación de la manera de vivir de los ciudadanos y el diseño de las ciudades es recíproca, es decir que nuestra forma de vivir depende de la manera en la que las ciudades están diseñadas y, al mismo tiempo, las ciudades están diseñadas para adaptarse a la manera en la que vivimos. Por lo tanto, una transición hacia el uso de la bicicleta ayudará a crear un cambio urbanístico, al mismo tiempo que un cambio urbanístico ayudará a la transición hacia el uso de la bicicleta.
Esta transición provocará una descongestión en las ciudades y eso hará que los diferentes modos de transporte convivan de una manera más eficiente.
Según Nationale-Nederlanden “el ahorro directo solo por elegir la bici como medio de transporte es de un 73% frente a la opción del coche y de un 27% frente a la del transporte público”.