Cada vez son más las personas que se trasladan a las grandes urbes por motivos de trabajo, pero está claro que en los centros urbanos no hay espacio para todos, además de que en ellos el precio de los alquileres está subiendo constantemente. Por tanto la periferia suele ser una de las elecciones más comunes entre estos nuevos habitantes.
De la misma manera que no todos los nuevos habitantes pueden vivir en el centro, día a día los coches particulares también están perdiendo espacio en este lugar, puesto que moverse en ellos supone un importante consumo de tiempo así como la generación de ingentes cantidades de emisiones contaminantes a la atmósfera. Por tanto, cada vez son más las personas que optan por el transporte público o por una forma de transporte más activa y amable con el medio ambiente como son la bicicleta o trasladarse a pie.
La intermodalidad y su importancia.
Esta situación hace que la intermodalidad del transporte público sea crucial hoy en día. ¿Sabes lo que es? Un sistema de transporte público que ofrece la integración de varios medios para trasladarnos, por ejemplo en autobús, metro, tren y bicicleta. Y te preguntarás ¿por qué es tan importante? Teniendo en cuenta que es muy difícil conseguir que tu traslado al trabajo dependa de una línea directa (por ejemplo, sólo cogiendo un autobús), es muy importante que los ciudadanos tengan la oportunidad de combinar varias líneas del mismo o de diferente modo de transporte para optimizar su ruta diaria.
La bicicleta y la intermodalidad del transporte público.
Aunque, como comentábamos antes, las ciudades están trabajando cada vez más en la intermodalidad del transporte público, ésta aún tiene límitaciones y no llega a muchos lugares; esto hace que la combinación de estos modos con la bicicleta propia o compartida sea ideal.
Es por eso que las ciudades ya están empezando a incluir la bicicleta pública en el sistema intermodal de transporte. Valencia es un claro ejemplo de ello. Este año se han instalado seis estaciones intermodales para la bicicleta al lado de estaciones de otros métodos de transporte como metro o autobuses, con el objetivo de mejorar la accesibilidad y la eficiencia del transporte alternativo para estimular que los ciudadanos dejen de lado su vehículo privado para trayectos urbanos. Otras ciudades como Barcelona también apuestan por la intermodalidad y la red de carriles bici de la ciudad interconecta paradas de autobús y de metro, así como estaciones de trenes. Todo esto se suma a un imparable proceso de humanización de los centros urbanos en los que la apuesta es reducir el espacio destinado al vehículo privado para devolverlo a los ciudadanos.
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